El Lugar de "El salto de la Novia" se encuentra en Navajas. Es el cauce del rio Palancia a su paso por esta población. Es un lugar francamente hermoso. El río discurre por una garganta de paredes de un matiz ferroso que sin lugar a dudas, antiguamente serían saltos de agua. De estos, lamentablemente quedan únicamente unos cuantos, de los que destaca "La Cascada del Brazal". Si ustedes quieren visitarlo, tengan en cuenta que no se permite descender en coche los fines de semana, pues al final es poco el espacio que hay para maniobrar y se causarían verdaderos problemas. De todos modos tengan en cuenta que se ha comprobado que las fuentes que hay en el río son adelgazantes, eso si, para que causen efecto hay que bajar y subir andando.
Los meses de verano, en las noches de los sábados, el ayuntamiento organiza conciertos en este marco incomparable, la gente baja con su cena, se tumba en el cesped y goza de la música en directo.
Leyenda Salto de la Novia
Hace de esto muchos años, cuando dos novios iban a contraer matrimonio tenían que someterse a una curiosa ceremonia para demostrar ante todos que se querían de verdad. Cierto tiempo antes de efectuar el matrimonio debían ir a ese jugar donde se estrecha el río y allí, ante todos, la novia debía cruzar de un salto a la orilla opuesta, si lo conseguía era símbolo de felicidad para el futuro matrimonio y demostraba con ello que quería fielmente a su novio, más si no lo lograba el salto se consideraba irrealizable el matrimonio por creer que éste sería desgraciado y convencidos de ello los novios rompían su compromiso.
Durante muchos años esta costumbre debió causar terror entre muchas novias verdaderamente enamoradas, ante el temor de errar el salto o no tener el suficiente valor para intentarlo, pero un día, muy lejano ya, dos novios cuyos nombres ha borrado el tiempo, terminaron trágicamente con esta costumbre.
Habían bajado radiantes de alegría a demostrar ante todos que se querían. Como cada vez la gente esperaba el salto con impaciencia; por fin la novia se dispuso a saltar, tomó impulso perdió pie y cayó al río con tan mala fortuna que se vio envuelta en un potente remolino que allí había y que le llevaba a una muerte segura; al ver esto, el novio se arrojó inmediatamente al río para intentar salvar a su amada, pero por más esfuerzos que hizo en su desesperado intento, se vio envuelto al poco tiempo en el remolino e instantes después desaparecían los dos tragados por las aguas. Horas después flotaban estrechamente unidos los cadáveres de aquellos infelices novios.
Y en las noches de luna llena, el murmullo del río parece entonar un canto dulce y triste en el que se lamenta de haber dado muerte a aquellos dos seres que tanto se quisieron.
Dentro del paraje natural del “Salto de la Novia”, enfrente de la Cascada se divisa el monte Rascaña y en su interior la enigmática Cueva del Reloj que debe su nombre a la puntiaguda piedra que podemos encontrar en su puerta y cuya proyección gracias a los rayos del sol, señalaba la hora a los agricultores que frente a ella trabajaban sus campos.
Las fuentes